El tema esta vez fue el bosque. Los talleristas y algún padre jugaron al viejo divertimento de los surrealistas: construir un poema colectivo escribiendo una línea de la que el siguiente compañero sólo podía ver la última palabra para continuar a partir de allí. Esto es lo que salió:
El bosque
El bosque verde, fresco.
Árboles, flores bonitas y
bichos raros, árboles y flores e insectos.
Árboles que hablan con el viento.
Hojas que tienen árboles bonitos y de muchos tipos.
lunes, 29 de junio de 2009
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