miércoles, 24 de febrero de 2010
Taller nocturno
El viaje deUlises
Algo parecido a esto fue como se encontraron el taller los talleristas la semana pasada. El espacio se había convertido en un gran tablero, en un divertido y gran juego. Claro que necesitábamos que nos echaran una mano. No habíamos podido acabarlo y era necesario construir los personajes que aparecerían a lo largo del recorrido que había que hacer antes de llegar a la meta. ¿Pero qué personajes eran estos? Tuvimos que escuchar muy atentamente la historia del viaje de Ulises, La odisea, para poder llegar sanos y salvos a tierra. Después de escucharla, nos pusimos manos a la obra para acabar de preparar el juego y disponernos a tirar el dado..
La Galería. Héroes, dioses y monstruos
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Con estos personajes se inició nuestra largo viaje a Ítaca, la isla de Ulises y nuestro hogar. No sabíamos entonces todas las aventuras que nos esperaban ni que tardaríamos diez años en llegar a casa...
Poseidón y Zeus tuvieron mucho que ver con las aventuras y desventuras que vivimos. Poseidón nos lo puso muy difícil porque estaba enfadado con nosotros: habíamos dejado ciego a su hijo Polifemo (claro que él quiso comernos uno a uno). Por suerte para nosotros, Zeus, el rey de los dioses, nos tenía simpatía..
Varios "Polifemos" listos para devorarnos. Menos mal que Ulises era muy listo e ideó un ingenioso ardid para librarnos del cíclope. Con una gran estaca de madera, tamaño tronco de árbol, lo dejamos ciego y huimos agarrándonos por debajo a las panzas de sus ovejas para que no se diera cuenta de nuestra fuga. Cuando corrimos hacia nuestras naves, Polifemo alertó a todos sus hermanos cíclopes diciéndoles que "Nadie" lo había engañado y dejado ciego y que "Nadie" se estaba escapando. Lógicamente, los cíclopes le contestaron que si nadie lo había perjudicado, entonces, ¿cuál era el problema? Es que el astuto Ulises le había dicho que ese era su nombre. Nos quedamos con la treta para usarla en caso de necesidad...
La hechicera Circe se aprovechó de que estábamos hambrientos para convertirnos en cerdos. Así quedamos algunos. Menos mal que uno de nosotros, que no tenía tanta hambre, huyó y le avisó a Ulises, que nos estaba esperando cerca de los barcos. Además, Zeus intervino para ayudarnos: envió a su mensajero, Hermes, para que nos indicara con qué hierba mágica podíamos protegernos de los sortilegios de la temible maga...
Las pérfidas y hermosas sirenas intentaron atraernos con su canto hacia las rocas para que nos estrelláramos. Por suerte, Circe nos previnó y nos tapamos los oídos con cera. Todos menos Ulises, que quiso escuchar sus mágicas voces. Pero lo atamos bien al palo mayor y por más que quiso, no pudo soltarse..
Uno de los peores momentos de nuestro viaje fue cuando tuvimos que navegar por un paso muy estrecho: a un lado nos esperaba Caribdis, el gigantesco remolino que se tragaba sin piedad barcos enteros, y al otro, Escila, el terrible monstruo de sies cabezas que se alimentaba de personas. Nos decidimos por el lado de Escila. Al menos allí teníamos la posibilidad de luchar....
Cuando por fin llegamos a Ítaca, Ulises se transformó en mendigo. No queríamos que lo reconocieran los malvados pretendientes de Penélope, su novia, que lo seguía esperando. Los pretendientes querían casarse con ella y quedarse con el trono y las riquezas de Ulizes, por lo que le decían que seguramente ya habría muerto. Pero ella no se lo creía..
Las "Penélopes" eran también muy listas. Así que para engañar a los pretendientes les dijeron que se casarían con ellos cuando acabaran de tejer una capa. Pero mientras que por el día tejían, por la noche hacían lo contrario: deshacían lo hecho. Al final, Penélope inventó una nueva prueba: el que tuviera mejor puntería con las flechas podría casarse con ella. Claro que el mejor arquero fue, para sorpresa de todos, un mendigo que pasaba por ahí...martes, 23 de febrero de 2010
El juego
Llegó el momento de hacer el largo viaje a Ítaca. Las reglas del juego eran sencillas: para ganar, todos tenían que llegar a la meta. ¿Las fichas? Nuestros barcos, claro; esas obras-juguetes que construimos en el taller anterior. El camino iba de la casilla 1 a la 50, pasando por una ola gigante, y estaba lleno de desafíos: preguntas, caprichos de los dioses, pruebas de ingenio y habilidad, sorpresas. El resultado fue que pasamos una tarde divertidísima. Repeterimos.
lunes, 15 de febrero de 2010
Para pensar y sentir
Empezamos el taller con este poema-canción del cantautor, guitarrista y compositor cubano Silvio Rodríguez. Tocó pensar, tocó sentir.Sobre el océano volaba
una chispa de carbón.
Era una chispa pequeña,
un pajarito veloz.
Era una de esas aves
que cogen mar por volar
y que se pierden adentro
y no saben regresar.
Pero vio un barco pasando
y sobre el barco voló.
Buscando allí compañía
en su metal se posó.
Y vio cien sombras, partidas
cada una por su mitad:
una mitad en la tierra,
Sobre el océano volaba
una chispa de carbón.
Era una chispa pequeña,
un pajarito veloz.
Pensar dibujando. El viaje
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Leo, a falta de un barco, tendría dos (por si las dudas), estey el de arriba, que está dibujado en el preciso instante en que
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El barco de Eneko txiki tendría una sofisticado sistema por el cualexpelería un tubo succionador, que se llevaría la comida de cuanto supermercado cayera a su alcance, cuando pasara cerca de tierra firme; además tendría un sistema de tubos que podrían conectar con tierra bajo el agua y un cañón potentísimo para mantener a los monstruos marinos bajo control.
Chiara no pensaba hacerse problemas. Su barco sería tan grande
que llevaría a su casa encima; además, tendría un huerto para
poder comer frutas y verduras, y, lo mejor de todo, ellla misma
sería una sirena, por lo que podría desplazarse por el agua
sin ningún problema.
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Ainara se llevaría, evidentemente, mucha agua y mucha comida
y además, ¡una caña de pescar! En caso de tormenta, tendría
un pararrayos, pero también un sistema para aprovechar el agua
de la lluvia y guardar reservas de agua dulce. Por último,
llevaría consigo un invento para poder comunicarse con los
peces, lo que siempre es una buena ayuda, además de un gran entretenimiento.
Jose equiparía a su barco con espadas (para defenderse de los
monstruos marinos), una motosierra (para hacer arreglos),
agua dulce, una tele, una psicina, una pista de baloncesto, comida,
un cofre del tesoro (para esconderlo cuando llegara a tierra),
un sofá (para poder ver la tele a gusto) y un cañón. Qué no falte de nada.


































