La propuesta de este ejercico era sencilla: había que elegir un ideograma y buscar qué escondía detrás de sus trazos finos y sintéticos. Al parecer, cada uno tenía muchas cosas metidas dentro. Sólo había que mirar un poco para adentro y otro para afuera, para descubrirlo. Y lo mejor de todo es que cada uno de nosotros encontraba siempre una nueva posibilidad. Estas son algunas de las figuras y paisajes que los ideogramas ocultaban y que los talleristas tuvieron a bien descubrir:
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martes, 16 de marzo de 2010
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