martes, 22 de diciembre de 2009

El árbol de los mil nombres

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Este es el árbol colectivo que construimos para celebrar la llegada del invierno. Cada tallerista aportó una o más ramas, una o más hojas, una o más piezas. Está hecho con materiales de reciclaje, en gran parte trozos de madera que nos encontramos por allí, cartón y papel. Así que es una manera de devolverle a un árbol lo que es suyo, además de darle también cosas muy nuestras.
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Tiene muchos nombres. Aquí apuntamos sólo algunos de ellos: árbol de los sueños, árbol del rayo, árbol particular, árbol de la vida, árbol de las cosas, árbol de nuestra identidad, árbol de árboles, árbol de los colores, árbol de muchas ramas, árbol del paraíso, árbol de la música, árbol de los deseos, árbol de los gustos.
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El árbol de invierno de Luciérnaga, visto desde varios ángulos.

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Varios detalles. Es un árbol para llenarse los ojos:

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2 comentarios:

HM dijo...

Hay en la casa un Árbol
que no planto la madre ni riegan los abuelos:
solo es visible al niño, al poeta y al perro.

Su primavera no es la que fundan las rosas:
no es la vaca encendida ni el huevo de paloma.
Su otono no es el tiempo que trae desde el mar
caballos irascibles, por tierras de azafran.
Al Árbol suben otras primaveras e inviernos:
el enigma es del niño, del poeta y del perro.

Cuando la primavera sube al Árbol-sin-nombre,
vestidos de cordura florecen los varones;
y Amor, en pie de guerra, se desliza
de pronto a la sabrosa soledad de las hijas.
Entonces el sabor de algún cielo perdido
desciende con el llanto de los recien nacidos.
Pero cuando el invierno lo desnuda y oprime,
sobre los techos llueven sus hojas invisibles,
y, horizontal, cruza las altas puertas
alguien que por el cielo desaprendio la tierra.

Hay en la casa un Árbol que los grandes no vieron:
el enigma es del niño, del poeta y del perro.
Leopoldo Marechal

hueredice.blogspot.com

Luciérnaga dijo...

Gracias por el regalo, Huere.