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Aqué tenemos a nuestro Gordo...
Están los dos muy preocupados. No tienen trabajo y sí muchísima hambre. ¿Qué pueden hacer?
De pronto, la solución. Abren un nuevo restaurante. Se va a llamar "El universo feliz". El dueño les ofrece trabajo a cambio de un buen plato de comida. Tienen una hora para decorar el suelo con un oscuro firmamento poblado de felices planetas.
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Se pone manos a la obra. Pero enseguida se da cuenta de que si bien dibuja con gran precisión las expresiones de las caras felices de los planetas, no se desenvuelve bien pintando el fondo. Va muy lento: tardará más de una hora. Eso si no acaba agotándose antes (o quedándose sin tinta).
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El Gordo decide por su parte que él tiene demasiada hambre como para dividir la comida entre dos. ¡Ni hablar! No necesita ayuda para realizar el trabajo. Empieza muy bien, concentrándose en pintar el fondo. Lo hace sin problemas y tampoco se le da nada mal dibujar los contornos de los planetas. El problema viene cuando quiere dibujar las expresiones, los detalles. A ver... Ummm, el primero le queda pésimo y lo acaba integrando con el negro firmamento. El segundo... peor. Está desolado. Definitivamente no puede hacer el trabajo él solo.
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